Catalina Rodríguez, la primera maestra de Lomas
Septiembre es un mes cargado de significativas efemérides que nos invitan a reflexionar y celebrar diversos aspectos de nuestra sociedad. El 4 de septiembre se conmemora el Día de la Secretaría, el 5 de septiembre el Día Internacional de la Mujer Indígena, el 7 de septiembre el Día de la Recuperación de la Educación Técnica, el 8 de septiembre el Día de la Alfabetización y del Agricultor Argentino, el día 10 se celebra el Día Partido de Lomas de Zamora y del Auxiliar Educativo No Docente , el 11 de septiembre se conmemora a las Maestras y Maestros; entre otros eventos destacados a lo largo del mes.
En honor a este mes dedicado a la educación en Argentina, quiero compartir extractos del capítulo 22 de "Adiós, viejo Lomas", un libro escrito por el historiador y periodista Juan José Manco e ilustrado por Oscar Luis Estévez. Este libro es parte de la colección permanente de Biografía Básica ilustrada del Instituto Histórico Municipal de Lomas de Zamora.
El capítulo está dedicado a Catalina Rodríguez, la primera maestra, una figura fundamental en la historia de la educación lomense. Sus contribuciones y dedicación sentaron las bases para el desarrollo del sistema educativo en nuestra región. A través de las palabras de Manco y las ilustraciones de Estévez, podemos revivir la importancia y el legado de esta pionera de la enseñanza.
Espero que estos fragmentos te inspiren a valorar la labor educativa y a reconocer la importancia de aquellos que dedicaron sus vidas a la enseñanza y el aprendizaje en nuestra sociedad.
Transcurren los días, por un lado la Confederación y, por otro Buenos Aires, tras la negativa de este de jurar la Constitución de 1853, el país entra en una etapa de enfrentamientos que van a culminar en la Batalla de Pavón. Gobierna en Buenos Aires Pastor Obligado (…) los rencores y la pasión política ofuscan y ciegan a los hombres más representativos de entonces (…) enjuician al derrocado régimen rosista, fusilan, proscriben y encarcelan. Inglaterra y Francia rondan nuestras playas en procura del gran negocio que hasta ese momento se les ha impedido realizar: la libre navegación de los ríos argentinos. Los pampas en sus malones cruzan nuevamente el Salado y los ranqueles se precipitan con todo su poder sobre Rojas, Salto y Pergamino, mientras en su Revista del Plata Carlos Enrique Pellegrini, se pregunta “si sería posible acometer jamás nada importante en Buenos Aires si se tuviese que esperar un orden de cosas perfecto, una tranquilidad absoluta”. Tales son los tiempos en que aparece en “las lomas de Zamora” una joven y estudiosa maestra que se esfuerza por establecer la escuela donde enseñar las primeras letras a los ya numerosos niños de “las chacras”.
Catalina Rodríguez, no ignora que la incierta situación de la provincia deja poco margen a inquietudes como la suya, pero no desfallece un solo instante. Acompañada por Clemencia, su hermana, transita todos los caminos que conducen a los despachos oficiales donde hace presente su patriótico anhelo. Ha estudiado mucho y ha conocido a educadores empeñosos-como Sarmiento- que despertaron en ella una verdadera pasión por la docencia. Desea fervientemente iniciar a los niños de “las chacras de Zamora” en el ejercio de un ordenado conocimiento del que carecen”, y así lo manifiesta con palabra vehemente. Si bien tropieza con la indiferente actitud de algunos funcionarios, son más los que le expresan su apoyo y simpatía. Se la ve en Buenos Aires y en Barracas (…) luchando por la escuela que lleva en el corazón, guiada por su fe, inquebrantable al igual que su vocación.
Y es esa fe, que ninguna dificultad alcanzó a disipar, (…) la que la lleva por fin al logro de sus propósitos: la cristalización del ideal que la ungirá con el título hoy por todos reconocidos “primera maestra de las Lomas”.
Catalina enseñó en la zona de Tres Esquinas (actual Av. Irigoyen y Lucena), en la calle, en su casa, en donde podía. El esfuerzo desplegado por los más destacados vecinos a favor de una actividad educacional bien planificada para “las Lomas”. Ha comenzado a dar sus frutos. La comisión encabezada por Francisco Portela cuenta con el apoyo pleno del presidente de la municipalidad de Barrancas de Sur, Manuel Estévez, quien pone en manifiesto el interés de aquellos ante el ministro de Gobierno, don Carlos Tejedor, y el jefe del Departamento de Escuelas, don Domingo Faustino Sarmiento. Este último, en nota cursada a Portela con fecha 28 de septiembre de 1859, había ponderado la aspiración de los pioneros lomenses. “El de una comisión de vecinos tan celosos de la educación y con el auxilio de un maestro práctico e idóneo (…)
El 1° de noviembre de 1859 se había fundado en Lomas la Escuela N°1, en la quinta “Los Leones” situada en las calles Alvear y Las Heras, perteneciente a don Esteban Adrogué, Catalina Rodríguez es su primera maestra y don Pedro Withe su director.
Su aplicación a la labor docente no distrae a Catalina de los hechos que conmueven al país. La lucha entre la Confederación y la Provincia de Buenos Aires no ha cesado y mucha sangre se ha de derramar aún. Con sentimiento de argentina que anhela para su patria progreso y paz (...) sigue el desarrollo de los acontecimientos en la medida que la información llegada a "las Lomas" lo permite.
La educadora continuó trabajando para “sus hijos, sus muchachos de las Lomas” hasta el día de su retiro, siempre fue “la maestra” una referente de colegas, alumnos y la comunidad entera que no dejaban pasar ocasión para manifestarle su cariño, respeto y admiración a una de las más grandes figuras del distrito.
(…) El 10 de septiembre de 1911, día del medio siglo de vida autónoma de Lomas de Zamora, Catalina ha cumplido 77 años, por iniciativa de ex alumnos que encuentra eco en las autoridades municipales, escolares y la población en general que desean rendirle homenaje a la educadora, será también el día de la primer maestra de las Lomas. Fue un emotivo homenaje, las lágrimas de Catalina fueron aquel día primaveral de 1911, el elocuente testimonio de la emoción que la embargaba y de los sentimientos que hacían palpitar su corazón.
Fue la despedida. Muy poco tiempo después, el 24 de noviembre de ese mismo año, cuando aun no se habían extinguido los ecos del homenaje que con tanto amor le tributara el pueblo, dejaba de existir. Había nacido en 1833. La noticia de su muerte consternó al pueblo entero, que así como la honrara en la jubilosa jornada del 10 de septiembre, se congregó en pleno para acompañarla hasta su última morada. El día del adiós a catalina Rodríguez, según las crónicas de la época, está señalado como de los más tristes en la historia del partido(…)
Catalina Rodriguez |
Juan José Manco - Oscar Estévez |
Comentarios
Publicar un comentario