EL LEOPARDO DE KALI
La simbología de la diosa hindú Kali ha sido tergiversada por el mundo occidental. La Madre Kali, como la llaman en India, tiene un significado mucho más profundo en cuanto a la esencia de destrucción y muerte que esta diosa emana.
En el hinduismo, Shakti se refiere a toda la energía universal, simbolizada en deidades o aspectos masculinos, llamados Devas y en diosas o personalidades femeninas o Devis; entre ambos se equilibran y complementan, siendo la energía de conjunción creadora de la materia, prakriti, el todo, el universo. Cada Devi tiene una fuerza particular, un shakti, el cual le otorga la capacidad de acción en pos de dicha sinergia y son entendidos como aspectos de las deidades principales entre las que se encuentra Kali.
Ordinariamente, se ha asociado a esta Gran Diosa con el poder de aniquilación desde un punto de interpretación simplista, vinculando su energía con devastación, malicia y miedo innecesario. Por lo contrario, su aspecto de destrucción y muerte es una capacidad de transformación absoluta; cuando algo ha cumplió su función primordial, la energía creativa contenida en él debe disiparse para ingresar en una etapa de transformación profunda y generar su propia renovación.
La procedencia del nombre Kali tiene su raíz en la palabra sánscrita kala, que refiere a oscuro o sombra; descifrando erróneamente que oscuridad equivale a negatividad o maldad. Lo oscuro, o negro, simboliza la quietud necesaria para la regeneración, la ausencia de vibración, el vacío que contiene la nada que origina al todo.
Kali es energía de trascendencia, es un ciclo continuo de nacimiento y muerte, donde lo caduco debe ser desarticulado, sirviendo de fuente original de algo nuevo que restablecerá la fuerza creadora del universo. Esta deidad realiza una eterna danza que percibimos continuamente en la naturaleza: la hoja que se desprende del árbol da lugar a una yema de donde surgirá un nuevo brote para que nazca nuevamente una hoja verde y fresca; el ciclo de la mariposa huevo, larva, pupa y adulto; en nosotros mismos en un ciclo humano completo infancia, adolescencia, juventud y vejez; o en las estaciones del año que se suceden por la energía de la diosa que solo destruye con la finalidad de renovar el universo, todo debe ser creado, sostenido y consumido.
La Gran Diosa Kali es santa patrona de la ciudad Calcuta en el estado de Bengala. Su principal y más antiguo templo es el de Kalighat, visitado por centenares de peregrinos que llegan hasta allí desde toda la India. Las festividades más célebres son el Año Nuevo, Paila Baishak, durante el mes de abril, y el Durga Puja, festival de nueve noches en octubre en honor a la diosa Durga; aunque hay ritos especiales todas las semanas, aún se realizan sacrificios de cabras durante el amanecer, dejando expuesto al animal hasta que el fuego de la ceremonia vespertina lo purifique. Como la mayoría de los templos, Kalighat disponía de un dharamshala, es decir, un refugio para los peregrinos espirituales. En el año 1952 los brahmanes que instruían servicio le otorgaron la utilización del templo a la Madre Teresa de Calcuta para abrir su primer hogar de moribundos y despojados.
Al igual que Kali, el leopardo de la india fue víctima de malas interpretaciones y es hoy en día materia de estudio, ya que este felino ataca muy frecuentemente a la población hindú cobrándose una alto número de vidas humanas. Desde fines del siglo XIX hasta la actualidad existe una problemática humano-leopardo; estos últimos fueron llamados demonios, asesinos y devoradores de hombres. Lo cierto es que detrás de este mito-realidad existe una compleja combinación de factores e intereses que hacen improbable se halle una solución pacífica al conflicto.
El leopardo es un depredador peligroso que contaba con una vasta zona geográfica como hábitat natural, desde la zona subsahariana en África, hasta el centro de Asia, China e India. La caza y persecución humana tras su apreciada piel lo ha cercado e introducido en territorios rurales, obligándolo a tener mayor contacto con la población humana, principalmente en la India, un país superpoblado y en continua expansión agrícola. Numerosos asentamientos se han instalado en el territorio original de este felino, y las poblaciones de leopardos han quedado atrapadas entre ciudades, pueblos y campos de cultivo, donde la ausencia de presas naturales lo lleva a cazar todo aquello que se interponga en su camino.
Ya advertía Jim Corbett, quien se hizo célebre como cazador de tigres y leopardos antropófagos, y luego se convertiría en naturalista, escritor y conservacionista. El primer Parque Nacional de la India lleva su nombre, de su libro “Las fieras cebadas de Kumaon” citamos:
“La función de un tigre en el esquema universal es contribuir a mantener el equilibrio en la naturaleza, y sólo en raras ocasiones mata al hombre. Sólo cuando es impulsado por la necesidad o cuando su alimento natural ha sido cruelmente exterminado por el hombre. Contra lo que se exagera, el tigre da muerte sólo al dos por ciento del ganado cuya matanza se le atribuye. No es justo entonces que toda una especie sea calificada de ‘cruel’ y ‘sedienta de sangre.”
Comparto la historieta El leopardo de Kali, con guión de H.G. Oesterheld e ilustraciones de Oscar Estévez, publicada el 12 de marzo de 1958 en la Sección Los impactos de Hora Cero de la Revista Hora Cero Suplemento Semanal N°28. El arte de tapa pertenece a Mario Bertolini.
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