DON TOMÁS GRIGERA
Don Tomás, relato histórico acerca de la vida de Tomás José Grigera, considerado como el primer ciudadano de las tierras de Lomas de Zamora. Publicado en la sección "Vecinos Notables de Lomas de Zamora" en el periódico Noticias de Lomas (1991-1992), escrito por el periodista Carlos Mujico e ilustrado por Oscar Estévez.
Tomás José Grigera nació en Buenos Aires en 1753, hijo del español Bernardo Grigera, oriundo de Aguilar, quien se trasladó a Buenos Aires y se estableció en una residencia ubicada en la calle San Juan Bautista, cerca de la vivienda del capitán Don Juan de Zamora. Allí conoció a Clara Romero y Velasco, criolla de vieja estirpe e hija del juez José Romero.
En septiembre de 1777, contrajo matrimonio con Beatriz Margarita Casavalle Durán (1761-1823), con quien tuvo doce hijos. Desde temprana edad, se dedicó a los trabajos agrícolas, los cuales dominaba gracias a sus estudios sobre la labranza, lo que le valió el reconocimiento como uno de los agricultores más completos de su tiempo. Hacia 1801, se estableció en una gran chacra en la provincia de Buenos Aires, en un territorio que perteneció al capitán Juan de Zamora en 1737, ubicado en lo que actualmente es el predio céntrico del partido de Lomas de Zamora, comprendido entre las calles Hipólito Yrigoyen, Alvear, Boedo y Pereyra Lucena.
Durante las invasiones inglesas, Grigera se destacó por su determinación al luchar como parte de las milicias que vencieron a las tropas británicas. En 1807, recibió tierras en La Magdalena, actualmente pertenecientes al partido de Cañuelas, como regalo por sus servicios. Conocido como el “alcalde de las quintas”, Grigera era el líder de los quinteros.
Activo en la vida política de Argentina, Grigera fue uno de los que encabezaron el motín del 5 y 6 de abril de 1811, que afianzó la autoridad de Cornelio Saavedra frente al morenismo. "Hay grigerada", se decía, cuando podía producirse un levantamiento de quintas del suburbio. Este proceder le costó económicamente; tras la caída de Saavedra, fue detenido por el Cabildo y amenazado con el destierro. Fue amigo y colaborador de figuras destacadas como el doctor Joaquín Campana y el general Martín Rodríguez.
Pasados los tiempos de la Revolución, Grigera volvió a sus propiedades y se dedicó con mayor entusiasmo a las tareas agrícolas. En 1814, solicitó al Cabildo un tercio de manzana en Miserere para disponer de tierras aptas para sus trabajos. El Cabildo le otorgó el título de Tasador Público de Quintas y Chacras. Sus productos frutales eran muy apreciados en el mercado, y su gusto por la agricultura lo llevó a llevar anotaciones detalladas sobre la conservación de hortalizas y tubérculos, la germinación, desarrollo y madurez de diversas especies. Sus injertos, como las sandías sin semillas y el durazno ñato, se hicieron célebres. Fue el primero en importar flores europeas e iniciar las sementeras de trigo.
La obra que consagró a Grigera fue el "Manual de Agricultura", el primer tratado de su género escrito por un argentino, en el cual se detalla cómo trabajar racionalmente la tierra durante los 12 meses del año. En 1821, solicitó al gobernador Martín Rodríguez la escritura de los terrenos que ocupaban en nombre de "Alcalde de las quintas" y en representación de los agricultores de Lomas, presentando un proyecto de parcelamiento de 30 chacras de 16 hectáreas cada una sobre las cuales alegaban tener derechos de posesión. La petición fue favorable y se le otorgó escritura tanto a su favor como a los demás vecinos, autorizando la formación de un asentamiento de traza ordenada y regular en las tierras de Lomas de Zamora.
Tomás Grigera falleció en su quinta de Floresta el 24 de septiembre de 1829.
"Descansando plácidamente a la vera de un nogal que él mismo plantara en su casa solariega de las "Tres Esquinas", ubicada en las tierras que el gobernador Martín Rodríguez le concediera en el año 1821, el primer vecino de Lomas de Zamora don Tomás Grigera, recordaba sus luchas para lograr esas treinta chacras, que como las suyas, estaban ubicadas en "terrenos montuosos y rebeldes, cubiertos por cardales y malezas espesas e inservibles" y que únicamente por el trabajo fecundo de sus moradores, pudieron convertirse con el tiempo en productivas extensiones."
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