TIKTOK: EL NUEVO CHUPETE ELECTRÓNICO
En plena era digital, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han transformado nuestra manera de interactuar, aprender y trabajar. Estas herramientas abarcan desde los tradicionales medios como la radio y la televisión, hasta las nuevas tecnologías centradas en internet y los dispositivos electrónicos conectados a la red. Entre los niños y adolescentes, los smartphones y las tabletas se han convertido en los soportes favoritos, dejando a las PC en un segundo plano.
Las TIC proporcionan múltiples beneficios cuando se usan adecuadamente: permiten la educación a distancia, la obtención de información en diversos formatos, y la comunicación con personas alrededor del mundo. Los jóvenes, quienes son considerados "nativos digitales", utilizan las TIC diariamente para comunicarse, entretenerse, socializar e informarse. Este uso generalizado de las TIC ha impulsado un cambio social significativo, planteando nuevos desafíos para la familia, las instituciones educativas, las empresas, y los profesionales de la salud. La educación en el uso responsable y seguro de las TIC es esencial para proteger a los adolescentes de los riesgos asociados, tales como el acceso a información inadecuada, el ciberacoso, y las adicciones.
El otro lado de la moneda es el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), un problema de salud mental que se caracteriza por pensamientos intrusivos y comportamientos repetitivos. En el contexto digital, este trastorno puede manifestarse en comportamientos compulsivos relacionados con el uso de dispositivos electrónicos y las redes sociales. Los adolescentes, en particular, son vulnerables a desarrollar conductas adictivas a internet, donde la necesidad de estar constantemente conectados puede interferir con su vida diaria y salud mental.
En medio de este panorama, surge la red social TikTok, una plataforma que combina la abreviatura TIC con el sonido "tic-toc" del reloj, simbolizando el paso del tiempo. TikTok ha capturado la atención de millones de usuarios, especialmente adolescentes, mediante videos cortos y dinámicos. Sin embargo, esta popularidad también trae consigo desafíos.
En este contexto un informe a cargo de Amnistía Internacional que aborda el uso de TikTok por adolescentes argentinos titulado “Domar el algoritmo: desafíos para la salud mental y privacidad en el uso de TikTok Argentina. El estudio realizado durante el año 2023 en cinco localidades del país, centrado en jóvenes de entre 13 y 25 años, advierte sobre el impacto en la salud mental, provocando adicción y exposición a discursos agresivos. Además, critica la política de privacidad de la plataforma y se pide una mayor regulación para garantizar un espacio seguro.
TikTok, con más de 1.500 millones de usuarios a nivel mundial y 16,2 millones en Argentina, es descrita como una plataforma adictiva que influye negativamente en la autoimagen y bienestar de los jóvenes, generando bucles de contenidos que pueden desencadenar depresión y autolesiones.
Los testimonios de usuarios destacan la dificultad de dejar de ver videos, la sensación de pérdida de tiempo y la percepción de estar "abducidos" por la plataforma. TikTok es la aplicación que más tiempo captura a los usuarios, secundada por los sitios y apps de apuestas on line superando ampliamente a Instagram.
Aunque se presenta como una plataforma de entretenimiento, TikTok se ha convertido en una fuente de información y auto diagnóstico en temas de salud, belleza y bienestar, todas soluciones desprovistas de respaldo científico. Los especialistas coinciden en la necesidad de la intervención del Estado para abordar estos problemas en el contexto digital.
Es crucial encontrar un equilibrio entre los beneficios de las TIC y los riesgos potenciales. La educación en el uso responsable de estas tecnologías debe comenzar desde una edad temprana, involucrando a padres, educadores y profesionales de la salud. Los adolescentes deben ser conscientes de los peligros de la sobreexposición en internet y la importancia de proteger su privacidad. Al mismo tiempo, se deben fomentar hábitos saludables y actividades offline para prevenir la adicción y los trastornos compulsivos.
El término "TIK TOK" simboliza la dicotomía entre el uso beneficioso de la tecnología y el riesgo de desarrollar comportamientos obsesivos. Mientras que las TIC ofrecen innumerables oportunidades para el desarrollo personal y profesional, es vital estar atentos a los signos de adicción y trastornos mentales para garantizar un uso saludable y equilibrado de la tecnología en la vida cotidiana.
En la entrada de hoy el artículo "T.V...pero no te ama" escrito e ilustrado por Oscar L. Estévez publicado en la sección Sociedad para el diario Noticias de Lomas en el año 1990. Desde entonces se prevenía el universo de problemáticas que comenzaban vislumbrarse a través del uso desmedido de la tecnología en nuestras vidas. El autor lo llamaba el chupete electrónico.
T.V...Pero no te ama
Este diálogo suele ser bastante frecuente, con las variaciones lógicas de cada caso, y lo cierto es que, en general, suspiramos aliviados cuando papá ó mamá sabemos que "el nene" o "los chicos" están al amparo de la televisión.
Claro, esto significa que el niño está quieto, lo cual asegura la tranquilidad de que no está en movimiento, y ello garantiza que no se golpeará ni se lastimará, ni tampoco gritará, hará ruido o llorará.
El estar en un lugar fijo nos tranquiliza -a nosotros padres-, porque nos ahorra la preocupación de tener que ocuparnos por saber adónde anda.
Por otra parte no nos hace falta estar con él, ya que justamente la utilidad de la T.V. consiste en mantenerlo ocupado, mirando, escuchando... de manera tal que nosotros podamos funcionar al margen de él.
Existe otra ventaja: mientras él está con la T.V. no hace falta que esté acompañado con otro u otros niños... así que menos bochinche. Para colmo, si vienen los amiguitos "enseguida empiezan a sacarme todo'... no es así?
Además, como si todo lo anterior fuera poco, él no desordena ni ensucia mientras permanece enchufado... perdón... quise decir entretenido con el chupete electrónico... (Oh, otro desliz interpretativo...). Es evidente que mi coco no se puede bancar tantas justificaciones que los padres y madres nos hacemos a menudo; y si alguien nos intenta ayudar a reflexionar apelamos a evasiones "pícaras" tales como: "...y bueno... yo soy así...", etc.
Claro, el problema no lo constituye el aparato en sí, sino su utilización. O sea la ponderación respecto a si es útil o no para nuestro hijo. Mientras el niño está enchufado se torna en receptor pasivo: él no tiene que hacer nada, más que sentarse allí delante y dejar que los mensajes penetren a través de sus sentidos. Esto en una medida adecuada a sus características- no es anti-útil o destructivo; pero si es tomado como un verdadero chupete electrónico estaremos condicionando al niño para el empobrecimiento de su capacidad creativa, lo cual implica ayudar a convertirlo en una especie de lisiado psíquico, y así estará habituándose a un peligroso consumismo mental, ya que con sólo hacer ''clic", la realidad pasa a segundo plano y, en su lugar, pasa a imperar la "tele-realidad", la que cuenta con todos los recursos técnicos, económicos, etc. como para cautivar al espectador con permanentes gratificaciones mágicas.
HABLANDO EN SERIO...
Nos hemos planteado qué suele mirar nuestro hijo y cuánto tiempo lo hace? A título de simple referencia vale la pena recordar un estudio realizado en España, en el que se comprobó que sus niños ven y escuchan un pro- medio anual de 1.000 horas (Los anunciantes y sus bolsillos agradecidos).
Lo trágico de este estudio es compararlo con la cantidad de horas que un españolito pasa en la escuela anualmente: sólo 700 horas.
Ni que hablar de los contenidos de agresividad que contienen muchos pro- gramas y anuncios publicitarios. Al respecto hay otra cifra significativa; se trata de un estudio realizado en EE.UU. que indica que un joven "norte" americano al llegar a los 18 años ya ha visto y oído por TV la escalofriante cantidad de 17.500 muertes humanas violen- tas.
La mente humana registra a -consiente o subconscientemente todo lo que "vive". Si un niño crece "viviendo gratificaciones evasivas y agresivas sin límites, con sólo accionar un todopoderoso clic" evidentemente no sólo se formará sino que se deformará. Y en tal caso cabe preguntarnos... no es la nuestra la primera conducta evasiva, al aprovechar circunstancias facilistas que nos propone una sociedad consumista? Atornillamos "al chico" frente al aparato mágico cuantas más horas mejor y evadimos así nuestro papel humano insustituible dentro del marco de una convivencia formativa familiar que debe atender tanto a lo intelectual como a lo afectivo.
Nuestros hijos no son objetos de consumo... entonces no los abandonemos en un acto de barbarie familiar a ese "monstruo grande que pisa fuerte".
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